CAPÍTULO 5: HEMO Y GLICO CON MENDI BROTO EN ORDESA PARTE 1

Ya tenemos aquí el quinto capítulo de las historias de Hemoglobina y Glicosilada, escrito por Susana Ruiz. 

Desde Barchilon Correduría de Seguros cuidamos de las PERSONAS CON DIABETES y trabajamos para divulgar e informar sobre la Diabetes de una forma atractiva y entretenida. Creemos que estas historias serán una herramienta genial para ampliar este mensaje. Estad atentos a nuestro blog porque cada mes compartiremos un nuevo capítulo.

 

El verano había terminado y pese a que para muchos adolescentes, y también adultos, suponía una aburrida vuelta a la rutina, para Hemo y Glico significaba todo lo contrario. Primero, con la marcha de los veraneantes, todas las montañas y senderos quedarían reservadas tan sólo para los habitantes del valle. Sabían, que los lugareños agradecían la llegada de personas foráneas durante la época estival porque suponía una inyección económica para la zona, con la ocupación de casas rurales, hoteles, albergues, refugios, reservas en restaurantes y compras en los establecimientos de los pueblos que hacía que el movimiento durante estos meses fuese totalmente frenético. Pero con la llegada de tanta gente, en ocasiones, el pueblo, las montañas y los senderos eran invadidos por personas que no estaban acostumbradas, en muchas ocasiones, a respetar la naturaleza ni a escucharla como lo hacían los habitantes del valle.

A Glico y Hemo les resultaban indignantes muchas actitudes de algunos de aquellos visitantes. Estaban convencidas de haber escuchado, en ocasiones, palabras de auxilio por parte del valle, susurrando a través del viento lamentos por la invasión de toda aquella marabunta de gente que transitaba de repente por él, gritando, elevando los decibelios del ambiente, usurpando el silencio y la tranquilidad que normalmente se respiraba entre aquellas montañas, sin tan siquiera prestar atención a todo el espectáculo natural que los rodeaba. Cierto era que no todos los visitantes del valle en verano eran iguales. Los había que amaban las montañas y que se acercaban en verano para recorrer rutas, ascender picos o visitar los pueblos pirenaicos. Personas que vivían lejos de la naturaleza y que esperaban durante todo el año aquella escapada con entusiasmo. Enseguida se les reconocía y diferenciaba de los otros. Los visitantes que a Hemo y Glico les gustaban eran aquellos que llegaban a Broto cargados con sus mochilas a las espaldas, ataviados con sus pantalones y palos de trekking. Se les reconocía por el aspecto de sus botas de montaña, cubiertas con restos de barro o motas de agua de la última aventura vivida quedando grabada siempre en ellas. Estos visitantes, cuando bajaban de sus vehículos antes de dirigirse directamente al alojamiento elegido, se paraban durante unos minutos para saludar a las montañas de las zonas, sonreír al pueblo y respirar de nuevo el aire puro de las zonas de montaña.

Pero, además, los meses posteriores al verano, eran los preferidos de Hemo y Glico porque durante esta época del año, Ordesa se mostraba en su máximo esplendor, con unos colores impresionantes, de ensueño. Con la entrada del otoño, el valle era iluminado con una luz espectacular. La diversidad de colores era inmensa y a Hemo y Glico les parecía impresionante.

Además, aquel otoño, Mendi Broto, su club de montaña había organizado una excursión a la Cola de Caballo ¡Un lugar espectacular con una cascada enorme que custodiaba un gran muro natural por el que muchos montañeros con experiencia ascendían hasta el refugio de Goriz para luego encaminarse hasta la cumbre del Monte Perdido!

Glico ya había ido en varias ocasiones a la Cola de Caballo, pero ésta sería la primera para Hemo, quien estaba muy entusiasmada con la idea de conocer por fin el lugar mágico que su amiga de aventuras Glico, le había descrito en tantas ocasiones.

Eran las 7 de la mañana y todos los miembros de Mendi Broto se encontraban en la calle principal de Broto para subir al autobús rumbo a la pradera, desde donde iniciarían la caminata hasta la cola de caballo.

Ambas amigas habían estudiado y planificado a fondo la estrategia para mantener sus glucemias lo mejor posible. Glico había anotado los kilómetros que iban a realizar, las horas que estarían caminando… Las barritas, geles para afrontar las posibles hipoglucemias y por su puesto la merienda y el almuerzo debidamente pesado. Sin olvidar la insulina bien resguardada para que no se estropease con el sol o el frío de las primeras horas de la mañana.

Se habían preocupado de cargar sus reservas de glucógeno la noche anterior cenando más raciones de hidratos que de costumbre, controlando los picos altos con insulina rápida y aumentando algo la basal.

Por la mañana, ambas habían desayunado un poco más de lo normal, pero sin alimentos que les disparasen la glucosa rápido, necesitaban energía, pero para todo el día no solo instantánea.

Habían planificado bajar su basal, evitando la insulina rápida. Glico se había levantado por debajo de 120 pero Hemo, la pobre, con todos los nervios por la excursión había tenido que corregir antes de desayunar porque estaba por encima de 180 y eso que se había controlado durante la noche al tomar más raciones de hidratos, habiendo conseguido durante las horas nocturnas mantenerse en rango. Glico, según vio llegar a su amiga al punto de encuentro, por la expresión de su rostro, enseguida adivinó que le pasaba algo.  Cuando Hemo le contó que tenía esa cara por cómo se había levantado de glucosa, ésta la calmo enseguida diciéndole que no se preocupase, que durante el viaje en autobús podía hacerse de nuevo análisis para corregir de nuevo o tomar algún hidrato antes de empezar a caminar, pero que ahora se centrase en disfrutar, le esperaba una jornada increíble y una glucemia matinal por encima de objetivo no podía hacerle estropear el día. Eso sí, tendría que controlarse más veces la glucemia, ya le había avisado Glico que durante los días de travesía o ejercicio intenso debían medirse la glucosa más a menudo e ir ajustando su dosis de insulina y de hidratos en función de los datos y los kilómetros que les quedasen todavía en activo. Además, añadió, ya me has dicho que no tenías acetona, no te preocupes, se corregirá.

Todo esto resultaba nuevo para Hemo pero con Glico a su lado y el apoyo de sus compañeros de Mendi Broto, sabía que todos sus miedos y dudas se disiparían pronto y que ese día sería especial y fantástico como le había prometido Glico.

Justo antes de aparcar el autobús en la pradera, Hemo volvió a hacerse análisis, 150 marcó el glucómetro, enseguida se dispuso a sacar su pluma, pero Glico la freno en seco.

¡No! exclamó. Glico, todavía no, piensa que tienes insulina activa y que vamos a empezar a caminar ya, espera dos horas, entonces nos volvemos a hacer la prueba y tomamos decisiones.

Hemo recogió la pluma de nuevo, sonrió a Glico y ambas salieron del autobús dando un blinco.

Hemo, según salió del autobús y empezó a divisar el paisaje que la rodeaba empezó a sentirse como nunca, feliz y entusiasmada por la aventura que les esperaba.

¡Vamos! Grito Glico unos pasos más delante de su amiga.

Hemo se colgó de nuevo la mochila a las espaldas y salió corriendo tras Glico, totalmente emocionada.

Nicht eine gewisse, sondern gleich drei fantastische Bonusaktionen gibt es jetzt im Snow Casino. code vulkan Wähle ein passendes Casino aus, unser Aktionen für Stammkunden, wie z. M. und andere Darunter befinden einander sowohl klassische Casinospiele als auch moderne Casinospiele. vulkan vegas casino Außerdem existiert es einen Maximalbetrag für die Rückerstattung von 2 . 000€. der ganzen welt