El Big Monday: El seguro de viajes para personas con diabetes que me da tranquilidad

El Big Monday es el nombre que recibe el proyecto creado por Damián y Ashley. Dos aventureros que comparten sus experiencias alrededor del mundo.

Damián tiene diabetes y gracias al seguro de viajes para personas con diabetes de Barchilon ha podido, en sus palabras “viajar tranquilo y seguro por todo el mundo”.

A continuación os dejamos alguna de sus experiencias con nuestro seguro:

Mientras organizábamos el viaje que teníamos por delante, una de las cosas que más nos perturbaba era el seguro médico. Después de intentarlo con varias empresas conocidas y que me colgaran el teléfono cuando les decía que tenia diabetes, nos enteramos del seguro que ofrecía la Correduría Barchilon, el primer seguro de viaje para personas con diabetes en España.

Nos pusimos en contacto con ellos y enseguida comprendimos que era justamente lo que estábamos buscando. Un seguro que me cubriría posibles contratiempos relacionados con la diabetes, con un número de teléfono de atención disponible las 24 horas y con una red de hospitales por todo el mundo.

Afortunadamente, después de casi un año viajando y habiendo recorrido 10 países, todavía no he tenido ninguna visita al médico derivada de la diabetes pero si que tuvimos algunas visitas por algún que otro centro de salud. Paradójicamente Ashley, la que no tiene diabetes en esta historia, necesitó de asistencia médica más veces que yo durante el viaje pero ninguna de gravedad.

En las siguientes líneas describiré como fueron nuestras experiencias tanto con el seguro como con los centro de salud que nos tocó ir.

La primera vez que recurrimos a la cobertura del seguro de la Correduría Barchilon fue en Christchurch, Nueva Zelanda. De repente, un día cualquiera Ashley empezó a orinar sangre y rápidamente nos pusimos en contacto con ERV, la empresa del seguro. Ashley les pasó sus datos personales, donde se encontraba en ese momento y en una hora se volvieron a contactar con ella para comunicarle que ya tenía asignado un centro médico cerca de nuestro alojamiento y que estaba hecho el pago para la consulta. El diagnóstico fue infección de orina y una larga lista de medicación para solucionarlo. Los medicamentos los tuvimos que pagar nosotros bajo la promesa de que serían reembolsados después de enviar las facturas por correo a las oficinas de Madrid. Hecho esto, y tras confirmar que habían llegado las facturas, nos devolvieron el dinero que habíamos pagado en la farmacia. En total, el proceso tardó un mes.

La siguiente visita fue en Nelson, también Nueva Zelanda y se debió a una protusión cervical que me condenó a una vida sin surf y de poco esfuerzo por un largo tiempo. Cuando la incapacidad ya era inminente, me puse en contacto con ERV para que me asignaran algún centro médico donde ir. Como en Nelson no tenían ninguno consignado, me sugirieron que fuera a uno que me pasaron ellos y que pagara de mi bolsillo la consulta, que luego me reembolsarían ese dinero gastado. La doctora que me atendió, además de recetarme codeína para el dolor, me dijo que me tenía que ver un fisioterapeuta para la rehabilitación. Me volví a poner en contacto con ERV y me dijeron que tenía cubiertas hasta 10 sesiones con el fisioterapeuta y luego, evaluando mi evolución, me dirían si me seguían cubriendo o no.

Ya en Auckland, llamé nuevamente a ERV para que me dijeran donde podía dirigirme para cumplir esas 10 sesiones de fisioterapia. A la hora me llamaron para darme la dirección de la clínica y que ya estaban pagadas las 10 sesiones. Así que solo tuve que mandar por correo las facturas de la consulta de Nelson y de la medicina que me habían recetado para que me reembolsaran el dinero que había pagado de mi bolsillo. Por suerte las 10 sesiones fueron suficiente para mi recuperación. El proceso de reembolso tardó en total un mes y medio aproximadamente.

Por último, esta semana tuvimos que ir a un hospital de Kuala Lumpur por un problema respiratorio de Ashley. Llamamos al teléfono de atención en el extranjero de ERV y nos derivaron al Prince Court Medical Centre que, como casi todo en Kuala Lumpur, es de un lujo inimaginable. Allí le hicieron unos cuantos estudios, radiografía y extracción de sangre incluidos, y le dijeron que podía ser alguna alergia o producto de la contaminación de la ciudades asiáticas donde habíamos estado. Todo fue cubierto por el seguro y no tuvimos que pagar nada por esa consulta.

Hay que tener en cuenta que la logística para conseguir un centro de salud allá donde estés no es inmediata y requieren ciertos pasos y un tiempo determinado. Nosotros, afortunadamente, nunca necesitamos atención urgente y tampoco tuvimos que esperar demasiado en cada caso para la confirmación.

Otra cosa que nos gustaría destacar es la predisposición del personal para ayudar y solucionar cada problema. Todos los que nos atendieron tuvieron la capacidad para tranquilizarnos y para manejar la situación de la mejor manera posible. Ninguna queja al respecto.

Estamos muy satisfechos por el servicio brindado por ERV, pero nos gustaría hacer alguna sugerencia para mejorar. Por ejemplo, estando en el año 2017 podrían permitir realizar los trámites de reembolso por mail en lugar de correo normal. Si vas a volver a España en poco tiempo no habría problema porque puedes continuar el trámite desde allí, pero para nosotros, que el viaje es más largo, no es la mejor idea depender del servicio de correos de ciertos países para que la carta llegue a destino.

Estos pequeños detalles tampoco son tan importantes y no dudaremos en volver a contratar este seguro que ofrece la Correduría Barchilon para nuestros siguientes viajes ya que la atención ha sido óptima y el servicio inmejorable. Además, y por encima de todo, la tranquilidad que brinda saber que viajas con un seguro que te cubrirá cualquier inconveniente que tengas derivado de la diabetes.

Sigue la aventuras de El Big Monday en:

WEB

FACEBOOK

INSTAGRAM

TWITTER